El Puente Rialto (Venecia, Italia) luce ya su nueva imagen, después de que el pasado día 31 fueran retirados los últimos andamios que cubrían su fachada que da al Fontego dei Tedeschi. Sin embargo aún se ultiman algunos detalles y, en todo caso, la inauguración oficial de la rehabilitación no se producirá hasta mayo cuando se celebra en Venecia la Bienal de Arte.

Atrás han quedado 18 meses de trabajos en los que se ha trabajado sobre la piedra de Istria con la que está construido el puente y que había presentado grietas que preocupaban a los restauradores. Especialmente se ha trabajado sobre la popular balaustrada y sobre las fachadas de las no menos populares tiendas. Como señalábamos a principios de septiembre, cuando nos hacíamos eco de la restauración (puedes leerlo aquí), lo que no parecía preocupar a los técnicos era el pequeño hundimiento que sufre la estructura, soportada por 12.000 pilonas de madera de roble.
Atrás queda también la publicidad; y es que la presencia, sobre los andamios que han cubierto el puente, de una lona publicitaria ha generado no pocas frustraciones a millones de turistas que, durante año y medio, han visto como una de las fotos más buscadas en la ciudad quedaba arruinada no sólo por andamios, sino también por anuncios de moda. Sin embargo, es el precio que hay que pagar por las restauraciones: en este caso, el empresario Renzo Rosso, propietario de la marca de ropa Diessel.

El Puente de Rialto es el más antiguo que cruza el Gran Canal de Venecia (Italia) y sin duda el más famoso de la ciudad. Aunque tuvo antecedentes en puentes flotantes y de madera, la destrucción de estos últimos por incendios o aglomeraciones, invitó a los dirigentes a crear un puente más sólido ya a principios del siglo XVI. Sin embargo la construcción es bastante más tardía, ya que fue finalizado en 1591, después de tres años de obras. El proyecto se sometió a un concurso al que acudieron los principales arquitectos de la época -entre ellos Miguel Ángel- pero lo ganó algo así como el arquitecto municipal, Antonio da Ponte, con un diseño similar al puente de madera del siglo XII. Como toda la ciudad está construido sobre pilotes de madera, en este caso de roble, que, precisamente por estar sumergidos, han resistido perfectamente el paso del tiempo.
Por cierto que en ‘la serenísima’ se preparan para acometer la restauración de otro de sus grandes puentes, el de la Academia, en este caso de madera y hierro, que con Rialto, el de los Descalzos y el de la Constitución, son los cuatro que cruzan el Gran Canal.
Claro que ninguno tan simbólico como el de Rialto que, ahora, por fin, puede admirarse sin andamios… y sin anuncios.